Es indudable que hay un interés creciente por la ópera en el panorama del espectáculo argentino, lo que genera estrenos de títulos muy poco tenidos en cuenta y otros que siempre serán bienvenidos. La ópera buffa tiene siempre un atractivo particular, tal como lo tiene la comedia en teatro. Si además hay un buen equipo que conforma la puesta en escena, el resultado es siempre deletitable. Así llegó el primer título de la temporada de la Compañía Lírica G. Verdi, con La vie parisienne, el esperado can can y otras picardías pergeñadas por Jacques Offenbach.
Los sones de la obertura ya denotaron una orquesta segura con la batuta de Ramiro Soto Monllor, quien llevó además a muy buen puerto la coordinación de notas en los preciosos momentos corales entonados por el Coro Estable de la compañía. El trabajo de preparación vocal realizado por la soprano y directora general Adriana Segal se evidenció en la buena emisión de todo el elenco, muy parejo en el lucimiento individual y en trabajos a dúo